Lanzo al aire virtual otra más de mis estúpidas disertaciones que, muy al pesar de que no van a aportar absolutamente nada a la humanidad, me niego a dejar caer en el olvido. Ahora estoy harto de las malditas
isoflavonas. Es el añadido de moda que ha desbancado de su privilegiada posición al Omega-3 o a las L-Casei inmunitas. Ahora tooodo tiene isoflavonas: desde las latas de atún a derivados lácteos pasando por nuevas marcas de cereales. Isoflavona, que palabra más fea. A mí me suena a insulto. Sería perfecta para esas situaciones en las que por la calle una tía con prisas te da un codazo y ni se disculpa. Tú te vuelves y le sueltas a la cara:
"Isoflavona". Fijo que la hundes en la miseria. Por otro lado, teniendo en cuenta que son estrógenos no creo que sea muy recomendable que los hombres las consuman así tan a la ligera (cuidado, a ver si os vais a volver todos maricones). Pero tendremos que acostumbrarnos, porque de aquí a nada los planes de precios de telefonía pasarán de tener vitaminas a isoflavonas, los bancos te ofrecerán alta rentabilidad en tus isoflavonas y los coches reducirán sus emisiones de isoflavonas. Que
poli-saturación...