Esta terraza de verano en la plaza de las Pasiegas
de Granada es un ejemplo de una de las plagas originadas por el turismo que más me preocupan (la otra son las palomas de los monumentos, bueno sus excrementos).
Ambas plagas vienen de la facilidad que provoca el monumento, para la terraza, facilidad de dinero, para las palomas, facilidad de alimento. De este modo, estos lugares de destino masivo de los turistas se convierten en
sitios prohibidos para el
granaino medio.
La
prohibición no viene del hecho de que no nos dejen sentarnos o de que los precios sean tan descomunales que no podamos pagarlos, para mi, la
prohibición está en el hecho de que me ofrezcan una pésima calidad a un precio que me parece abusivo.
En este tipo de bares suelen poner en carteles grandes
tapas, porque el turista seguro que ha leido o escuchado que en Granada existe una costumbre que consiste en poner una tapa con la bebida. Pero claro, lo que pude que el turista no tenga muy claro es que esa tapa es gratis, su precio ya va incluido en el de la bebida. Y en estos lugares de plaza con encanto y de carteles que anuncian tapas, éstas se pagan y las bebidas se pagan también, pero claro el turista no se extraña porque Granada a pesar de este tipo de actos sigue siendo barata si comparamos. Pero comparar está muy feo y yo quiero que
mi Graná sea
la Graná de todos y el turista pueda disfrutar del placer de una tapa y no del timo de la tapa.
Esto que cuento sobre Granada, está claro que no es una cosa propia de esta ciudad, es algo propio del turismo, pero hay lugares que lo llevan mucho mejor:
Los "turisti" pagan más en los restaurantes romanos.
Como decía, a mi me gustaría que todos pudiésemos disfrutar de las tapas en Granada, pero si al turista no le importa y él no sabe distinguir entre un bar y bar con cartel de tapas, yo, que si sé la diferencia podría disfrutar de todos los bares como bares incluso el de mi quiera plaza de las Pasiegas, ¿no?.