Hormiguitas metropolitanas

En plena huelga de metro en New York City, cada vez aprecio en mayor medida las múltiples ventajas de vivir en una ciudad de tamaño mediano (aquí mediano es todo un eufemismo de pequeño). Para mí es una calidad de vida infinita el poder levantarme media hora antes de ir a trabajar, tardar cinco minutos en llegar de casa al trabajo o diez en plantarme en el "centro". Andando, me refiero. No quiero hacerme una idea del caos que tiene que suponer en una ciudad como ésta el que se paralice el principal transporte público, del mismo modo que no me gustaría verme a mí mismo condenado a tener que sufrirlo/padecerlo a diario. Aquellos que viven en grandes ciudades siempre se sienten ofendidos con este comentario y al instante contraatacan con el hecho de que una gran ciudad ofrece una mayor oferta cultural. Cierto es, pero también es cierto que conozco más gente de fuera que de dentro de Madrid que va a propósito a la capital a ver las exposiciones de los museos. Y me diréis que tal vez no conozco suficientes madrileños. Tal vez. Y que podría ir al teatro. Con lo que gano si tuviera que vivir en Madrid no podría permitirme comer más que pasta y compartir piso, así que... ¿Conciertos? Ídem. ¿Cine en versión original? Me da igual tardar en algunos casos dos semanas en ver la película que quería ver, de veras no necesito ni ser el primero en disfrutarla ante la pantalla ni ver los últimos éxitos Blockbuster en idioma anglosajón. ¿Estrés, precio de la vivienda...? Me gusta el eufemismo mediano.


But I love NY...