Nunca en su nombre
NUNCA hubiera imaginado que mi vida iba a convertirse en lo que ha sido desde el 11 de marzo del 2004. Nunca hubiera imaginado que tres años después las cosas estarían tan mal. Nunca me creí aquello de que todos íbamos en ese tren. Hoy menos que nunca. Las páginas de los periódicos, las firmas de ciertos periodistas, por desgracia, me dan la razón.
NUNCA pedí estar donde estoy. Nunca me he creído con más derechos por ser víctima. Nunca me he considerado más autorizada para expresar mi opinión que otra persona. Nunca he pretendido ser jurista. No permito que aquellos que tenían el poder de hacer cumplir las leyes pretendan ahora culparme de no querer redactarlas. Los que se manifiestan estos días en mi nombre y el de otros como yo jamás me han preguntado lo que pienso o lo que siento. Si quieren mi protagonismo les cambio el sitio. Pero con todo. Les ofrezco también mi sufrimiento.
Aquien pueda interesar le diré que por tercer año consecutivo el 11 de marzo lo paso fuera de España. Porque hay una parte de esta España tan unida, tan decente, tan de gentes de bien que a veces duele y avergüenza demasiado, que pregunta muy poco, que escucha mucho menos, que hace demasiado ruido y que no se interesa por cuidar a quienes tienen la indecencia de decir que representan.
NUNCA he dado permiso a nadie para hablar por mi boca, para llorar por mis ojos, para decir cómo debo sentirme. Por eso me da tanta vergüenza que unos u otros intenten aprovecharse de la debilidad debilidad de la víctima. Por eso, además de al dolor de una pérdida, me enfrento a la rabia de saber que somos juguetes en manos de quienes tuvieron el poder de haber evitado tantos asesinatos y tantos intentos de asesinato. Juguetes para jugar a su juego de buenos y malos.
NUNCA he permitido que ningún político hable en mi nombre, o me hable de héroes, o me dé palmadas en la espalda. Hoy tampoco. A quien pueda interesar, soy una persona normal, tengo 29 años, lucho cada día por mantenerme fuera de este circo; sueño con que algún día se olvidarán de nosotros, dejarán de aprovecharse de nuestra desgracia, de escupir en nuestras heridas para hacerlas sangrar y ofrecernos la pomada-que-todo-lo-cura.
A quien pueda interesar, no soy solo una víctima del terrorismo, como cualquier otra persona tengo una vida compleja, con problemas y alegrías. A mi dolor por ser víctima, a veces se le añade el ser mirada solo como víctima. A quien pueda interesar, tengo familia a la que quiero y me quiere, también tengo amigos. Ellos son quienes me escuchan, quienes me conocen, quienes me preguntan, quienes me consuelan, quienes me hacen reír, quienes me respetan, quienes nunca han osado aprovecharse de mí, quienes nunca me han vendido por un precio tan bajo. Ellos son los que sufren conmigo si me hacen daño y son felices cuando sonrío. Ellos son los que llevan conmigo tres años en este tren.
Bárbara Morales García,
Viuda de J. G., uno de los 16 asesinados el 11-M en el tren de la estación de Santa Eugenia.
1 Comments:
Para los amantes de lo ajeno, para los roji-progres, para los cortos de ideas, para los que les das la mano y se toman el brazo, para los de la barba, para los de las guerras (que también estuvieron), para los de las torturas en Intxaurrondo, para los que “de entrada, NO”, para los que extraviaron a Lasa y Zabala, para los que nos mintieron entonces, para los que nos mienten ahora.
Para los amigos del ex presidente del Gobierno (míster X), para los amigos del ex ministro del Interior (míster Y), para los amigos de Otegui, para los amigos de los fondos reservados, para los que no podían volver a perder otras elecciones, para los que volverán a perder las siguientes elecciones, para los que bendicen la kale borroka, para los que ladran cuando hablan, para los que hablan cuando rebuznan.
Para los que se tambaleaban cuando no estaban en el poder, para los que necesitaban estar en el poder “como fuera” para no tambalearse, para todos los que necesitan justificarse ante los terroristas, para todos los que ahora todo lo justifica el acuerdo con los terroristas, para los que me insultan, para los que me injurian, para los que me calumnian, para los que amenazan, para todos ellos, y en mí nombre, mí desprecio más despreciable.
By Anónimo, at 3/13/2007 11:54 a. m.
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