Premio al deportista sentao

Hoy me ha jodido especialmente la entrega del Premio Príncipe de Asturias del Deporte a Fernando Alonso. Habrá quién esté de acuerdo, pero precisamente creé este blog entre otras cosas para escribir sobre las cosas que me escuecen.

Porque lo siento mucho pero para mí el automovilismo no es un deporte, sino un espectáculo en el que compiten máquinas, escuderías y equipos de ingenieros, pero no deportistas. Es una competición en la que se premia la cilindrada del motor, que tu escudería elija el tipo de neumático que se adapta al circuito o que tu jefe de equipo calcule cual es el momento óptimo para que repuestes combustible y te lo sople por el pinganillo. Es cierto que los conductores tienen una habilidad especial para poder controlar los monoplazas a más de 300 Km/h, y aunque en ocasiones deban soportar condiciones extremas, en ningún momento se realiza ningún esfuerzo físico, caso contrario a otros verdaderos deportes donde sí se emplean medios de transporte (léase vela, por ejemplo). ¡¡¡Pero si ni siquiera está reconocido por el COI como deporte olímpico!!!

En fin, que hasta hubiese preferido que se lo diesen al Raúl de los coj**** (que conste que los asteriscos los pongo yo). Aunque al fin de cuentas, y como no soy monárquico, que el principito le dé sus premios a quién le dé la gana.